PARA EL DIA DEL AMIGO, ESCRITO POR MI AMIGA ELGA

AMIGO MÍO: Me falta un chocolate y la noche casi estaría completa. Estoy tomando un café, oyendo música agradable a mis oídos, mis libros están cerca, y estoy escribiendo.
¿Qué más?
Tu presencia, aquí y ante mí. Eso es lo que me falta.
No puedo hacerlo realidad, entonces, como soñadora que soy tendré que imaginarte. No será difícil, has estado cerca mío hace muchos años. Mis manos podrían dibujarte casi de memoria.
Son tantos años de buenos momentos, de largas charlas, de cigarrillos y cafés, de alocados sueños y aún sin hallar respuestas, supimos reírnos.
¡Cuánta magia nos une! Ponete a pensar, no nos vemos muy seguido, no podemos hablarnos cada martes y apenas si el tiempo de este tercer milenio nos permite contestarnos unos mails. Y sin embargo, nos sabemos juntos. A la par, a veces de la mano, otras tomados de los hombros, nunca atrás ni adelante, nunca...siempre caminando a la par...sólo como disfrutan caminar los buenos amigos.
Los amigos de noches de copas, de buena música y de alguna risa exagerada consecuencia de las burbujas.
Y cuando digo noche, también hablo de aquella donde la tristeza nos derrotó y nos creímos vencidos.
Amigos de viajes reales y de imaginarios; de esperanzas rotas y corazones endurecidos de dolor pero redoblados de coraje; de soluciones espontáneas y abrazos sin preparar; de consejos sabios y de rencores alejados; de bajezas y traiciones perdonadas, de miradas entrañables y de pavadas dichas en momentos de furia...
Los amigos somos aquellos que después de arduas luchas de poder, nos relajamos y sabemos aceptarnos tal cual somos y aún así, seguir a la par.
Y cuando te digo a la par, imagínalo, tus pasos y los míos que se marcan en la arena mojada; tus manos y las mías cuando se aprietan a modo de darnos suerte; tus brazos y los míos cuando se rodean y entonces el mundo, el mundo AMIGO MÍO, es el lugar ideal.
Y cuando te digo el mundo ideal, no es que todo sea perfecto, porque no existe tal utopía y te lo digo yo que soy poeta y creyente fervorosa de lo inexistente...
El mundo ideal de los amigos es este mismo momento, el que vos y yo, conectados en cuerpo y alma, en buena intención y mejores deseos, estamos compartiendo.
El mundo ideal de los amigos no se nutre de heroicos sacrificios, ni solidaridad que duela, y mucho menos errores adrede.
Es más sencillo, es tratar de andar por ese mundo con mi verdad a cuestas aunque te cueste y que sepas tolerarla aunque te sea intolerable.
Es más sencillo, es tratar de andar por ese mundo con tu verdad a cuestas aunque me cueste y saberla tolerar aunque me sea intolerable.
En el mundo de mis amigos están aquellos con quienes navegué en barquitos de papel, buscando tesoros y enfrentando piratas en aquella infancia ya lejana pero nunca olvidada.
Aquellos con quienes fui descubriendo los pasadizos más increíbles de la adolescencia y con todos los temores en la piel, me entregué al amor.
Y cuando esta nueva edad está por cambiar mi década seguís estando cerca mío, a la par, como te conté que sólo así caminan los buenos amigos.
Estás en mis horas de alegría, en mis momentos más desbordados, en mis encrucijadas, en mis más espantosos temores, en mi lucha diaria, en mi devenir, en mi espacio de rosas y de espinas, en mi carcajada, en mi disconformidad, en mis arrebatos, en mi torpeza, en mi sabiduría y en mi ignorancia.
Sos quien, despacito, me ayuda a levantarme, quien me dio esa palabra precisa y preciosa. Justa en situaciones injustas. Sos quien me ha perdonado en silencio y en voz alta. Quien alguna me ha defendido a pesar de no tener razón, quien me ha esperado a sabiendas de que no iría, quien me ha escuchado en eternas letanías.
Me diste paz y serenidad y fuiste armonía, como la marea cuando cae el atardecer y suavemente se va acercando a la orilla danzando con la espuma como dos viejos amigos... aquellos que caminan a la par.
Amigo mío, donde quiera que estés, sea cual sea la etapa que hayamos compartido y la que aún disfrutamos, sabés que te escribo sólo a vos. Que mis manos pueden dibujar tu rostro de memoria, que aunque estas palabras sean leídas por muchos otros, te las digo solo a vos y en bellísima intimidad.
Ya me despido, no sin antes decirte que TE QUIERO y que así como no nos vemos seguido, o no podemos llamarnos cada martes y a veces ni siquiera nos respondemos los mails, aún así, estamos juntos, caminando a la par.
Y cuando te digo a la par, ya sabes... imagínalo, tus pasos y los míos que se marcan en la arena mojada; tus manos y las mías cuando se aprietan a modo de darnos suerte; tus brazos y los míos cuando se rodean y entonces el mundo, el mundo AMIGO MÍO, es el lugar ideal.
¡ FELIZ DIA DEL AMIGO !

Elga, un 20 de julio de siempre...
(de Elga Caramelli)